lunes, 25 de julio de 2011

Meteoros trageron vida a nuestro Planeta


lunes 13 de junio de 2011
La acción del agua en los asteroides como causa de la variabilidad de la materia orgánica prebiótica.

El amplio espectro de compuestos orgánicos que se encuentran en las condritas carbonáceas puede variar significativamente de meteorito a meteorito. Una nueva investigación llevada a cabo por un equipo encabezado por Christopher Herd, de la Universidad de Alberta (Canadá), muestra que la mayor parte de estas variaciones se debe a la acción del agua unos pocos millones de años después de la formación del Sistema Solar, cuando las condritas formaban parte de cuerpos más grandes, probablemente asteroides. Los resultados se publican en Science.

Algunos asteroides podrían haber sido, según algunos investigadores, una especie de cocinas moleculares que habrían producido los ingredientes necesarios para la vida y los habrían enviado a la Tierra en forma de impactos de meteoritos. Los meteoritos analizados por el equipo de Herd indicarían que una de estas cocinas en vez de servir un menú fijo habría tenido la flexibilidad de la de un restaurante a la carta.

En enero de 2000 se produjo la explosión de un gran meteorito en el norte de la Columbia Británica (Canadá) que hizo que lloviesen fragmentos sobre la superficie helada del lago Tagish. Los testigos del acontecimiento tuvieron el buen juicio de no tocar las muestras y fueron los científicos los que las recogieron congeladas en las horas siguientes [en la imagen]. Esto aseguró una mínima contaminación por la vida terrestre, haciendo de los fragmentos del lago Tagish el meteorito mejor preservado del que se tiene noticia, lo más cercano que existe a una muestra de asteroide traída por una misión espacial en términos de limpieza.
Las condritas carbonáceas son un tipo de meteorito rico en carbono que contienes muestras de los materiales que tomaron parte en la creación de los planetas del Sistema Solar hace unos 4.600 millones de años, incluyendo compuestos anteriores a la formación el propio sistema, y que podrían haber sido claves para la aparición de la vida en la Tierra.

Los productos orgánicos que se encuentran en las condritas carbonáceas comparten muchas características con la materia orgánica que se encuentra en otras muestras primitivas, incluyendo partículas de polvo interplanetario, el cometa 81P/Wild-2 y los micrometeoritos antárticos. Hay quien afirma que esta similitud supone que la mayoría de los compuestos orgánicos existentes en el Sistema Solar se ha originado a partir de una fuente común, posiblemente el medio interestelar.

Al igual que el resto de condritas carbonáceas, los fragmentos del lago Tagish contienen un amplio surtido de compuestos orgánicos. Lo verdaderamente llamativo es que cada fragmento tiene composiciones muy diferentes y diferentes cantidades de compuestos orgánicos. Así, por ejemplo, algunos de los trozos tienen entre 10 y 100 veces las cantidades de aminoácidos específicos presentes en otros fragmentos, una variabilidad que sólo se ha encontrado en otro meteorito fragmentado de un mismo asteroide, el llamado Almahata Sitta, pero este asteroide parece ser un aglomerado de diferentes asteroides. También se encontró variabilidad en la concentración de ácidos monocarboxílicos, que son esenciales para la bioquímica. Por otra parte estos ácidos presentan una concentración extremadamente alta en general, lo que se atribuye a la forma en que se recogieron las muestras ya que desde su recogida las muestras se han mantenido congeladas.

El equipo de investigadores sometió a las muestras a un análisis isotópico que reveló una alta concentración de carbono-13, en vez del biológico carbono-12, lo que confirmaba el origen espacial de las moléculas.

La identificación de los distintos minerales presentes en cada fragmento ha permitido al equipo de científicos dar una posible explicación al fenómeno: el agua. Los minerales están alterados por la presencia de agua en distintos grados, y la presencia de agua podría explicar la diversidad de aminoácidos producidos.

Este resultado apoya la teoría de la fuente común de materia orgánica en el Sistema Solar pues introduce un mecanismo para la variabilidad de concentraciones y compuestos, y pone de relieve además el papel que juega el agua en esta variabilidad. También nos habla del tipo de química que estaba teniendo lugar en los asteroides hace 4.600 millones de años, poco tiempo después (en términos geológicos), de que se formase la Tierra.

Pero este resultado, de ser cierto que la variabilidad del meteorito de Tagish es lo común, también nos dice que el resto de planetas fueron bombardeados por asteroides que contenían concentraciones significativas de los componentes básicos de la vida. Y lo mismo se puede aventurar de los exoplanetas...

Esta entrada es una participación de Experientia docet en la V Edición del Carnaval de Química que organiza Scientia, y en la V Edición del de Biología que organiza Feelsynapsis.

Referencia: Orion Astronomia Arribas

lunes, 11 de julio de 2011

Extraterrestres Antiguos


"Arjuna ascendió al cielo para obtener de los seres celestiales armas divinas y
aprender su manejo. En el curso de dicha estancia, lndra, señor del cielo,
exigió a Arjuna que destruyera todo el ejército de los asuras. Estos treinta
millones de demonios vivían en fortalezas situadas en las profundidades de los
mares. lndra, señor del cielo, cedió a este efecto su propia nave espacial a
Arjuna, pilotada por su diestro ayudante Matali. Dicha nave también era capaz de
moverse bajo el agua. En la encarnizada batalla que siguió, los asuras
provocaron lluvias diluviales, pero Arjuna les opuso una arma divina, que logró
disecar todo el agua. Los asuras fueron vencidos, y tras la batalla Arjuna
descendió a las ciudades de los vencidos demonios. Quedó fascinado por la
belleza y el lujo de las ciudades submarinas. Arjuna preguntó a Matali acerca de
la historia de tales ciudades, y se enteró de que originalmente habían sido
construidas por los dioses para su uso particular."





Una visión cautivadora



En el capítulo 102 del Vanaparvan puede leerse, además, que los asuras habían
emergido de sus ciudades subterráneas, importunando por igual a humanos y
dioses. Cuando Arjuna regresó al cielo con su indestructible vehículo volador
anfibio, descubrió una maravillosa ciudad que se movía sobre su propio eje en
medio del espacio. La visión debió de ser cautivadora:



"La ciudad aparecía radiante, bella, llena de edificios, árboles y cascadas de
agua. Poseía cuatro accesos, guardados todos ellos por vigías provistos de las
más diversas armas. "



Arjuna se informó acerca del origen de este magnífico conjunto celestial, y
Matali le informó que Brahma personalmente había construido esa ciudad rodadora
celestial, Ilamada Hiranyapura (Ciudad dorada). Puesto que dos influyentes
mujeres asuras, Puloma y Kalaka, habían hecho penitencia durante mil años, el
creador todopoderoso, Brahma, había permitido a los asuras habitar en dicha
ciudad. Pero los asuras se fueron instalando y expandiendo en la ciudad,
apartando de ella a los dioses.





Destruyeron la ciudad de los demonios



Y puesto que Arjuna de todos modos combatía a los demonios, Matali le urgió a
que destruyera la ciudad rotadora. Cuando Arjuna se acercó a la construcción
espacial, los demonios se defendieron con potentes armas:



"Se desencadenó una terrible batalla, en el curso de la cual la ciudad espacial
fue violentamente lanzada a los aires, y luego de nuevo en dirección a la
tierra, zarandeada de un lado a otro, sumergiéndose incluso a las profundidades
marinas. Transcurrido ya mucho tiempo el combate, Arjuna disparó un proyectil
mortal que destruyó la ciudad entera en mil pedazos, dejando caer los fragmentos
sobre la tierra. Los asuras supervivientes salieron de entre las ruinas y
siguieron combatiendo duramente. Pero Arjuna dio fin a la batalla con ayuda de
la poderosa Pasupata. Todos los asuras quedaron aniquilados. lndra y los demás
dioses celebraron a Arjuna como héroe. "



También en el capítulo 3 (versos 6-10) del Sabhaparvan (igualmente parte del
Mahabharata) se habla de ciudades celestiales. Allí se dice que Maya, el
arquitecto de los asuras, había proyectado para Yudhisthira, el mayor de los
pandavas, una maravillosa sala de asambleas en oro, plata y otros metales que,
tripulado por 8.000 obreros, fue trasladado al cielo. Cuando Yudhisthira
preguntó al sabio Narada si con anterioridad había sido construida una sala tan
majestuosa, Narada contestó que parecidas salas celestiales existían para cada
una de las divinidades Indra, Yama, Varuna, Kuvera y Brahma. Según el sabio
Narada, la sala de reuniones de Indra poseía unas dimensiones (expresadas en
cifras actuales) de 16 kilómetros de alto, 1.200 kilómetros de largo y 8
kilómetros de ancho. Resulta sorprendente lo que explica Narada. el sabio "de la
antigua tradición":



"La ciudad espacial de Indra permanecía permanentemente en el espacio. Estaba
construida enteramente de metales y contenía edificios, viviendas y plantas. Las
entradas eran tan anchas, que pequeños objetos voladores podían penetrar por
ellas. La sala de reuniones de Yama tenía una longitud de 750 kilómetros, estaba
construida de forma parecida, y provista de todas las instalaciones para una
vida cómoda. Estaba rodeada de una pared blanca, que producía destellos cuando
se desplazaba el vehículo por el firmamento. La sala de Varuna se encontraba
bajo agua y se movía libremente en las profundidades de los océanos. Tampoco
aquí faltaban las comodidades de una vida lujosa. La sala de reuniones de Kuvera
era la más hermosa de todo el universo. Medía 550 por 800 kilómetros, pendía
libremente en el aire, y en su interior se encontraban palacios dorados. Pero el
lugar de reuniones más fenomenal era el de Brahma. Era la de más difícil acceso
y constituía un verdadero panorama cuando avanzaba por el universo. Incluso el
Sol y la luna empalidecían a su lado."



Colonia espacial de Gerard O´Neill - NASA


Mientras que las referencias a ciudades submarinas parecen completamente
realistas, teniendo en cuenta la técnica actual, la descripción de gigantescas
ciudades espaciales nos parece totalmente fantástica. Desde el punto de vista
del científico solo puedo constatar que en los citados libros del Mahabharata se
describen por lo menos cinco de tales ciudades. Todas ellas construidas por
técnicos y capaces de permanecer años enteros en el aire. Estaban provistas de
todas las comodidades, pero también de temibles armas. Para mi y para mis
colegas no existe duda alguna de que el termino sánscrito sabha significa
inequívocamente "reunión de personas". Pero resulta que en los textos sagrados,
esta "reunión de personas" queda ubicada en el espacio exterior y citada en
conexión con las divinidades celestiales. Tales salas rotadoras de reunión no se
encontraban, con toda seguridad, en la tierra. Aun eliminando todas las
exageraciones de las narraciones épicas, queda el hecho de que aparte de las
máquinas voladoras (vimana), el Mahabharata cita también objetos voladores
artificiales de dimensiones gigantescas.


Los estamos imitando


Nuestra moderna tecnología no hace sino comenzar su acercamiento teorético al
nivel de los mundos antiguos. Así, por ejemplo, el Departamento de Investigación
Espacial de la Universidad Stanford investiga en la actualidad la posibilidad de
enviar una ciudad artificial a una órbita alrededor de nuestro planeta. El
profesor Gerard O'Neill, del Instituto Físico de la Universidad de Princeton, ha
calculado por otra parte que una ciudad satélite de este tipo, de 30 kilómetros
de longitud, y con una capacidad de un millón de habitantes, no es en modo
absoluto irreal. La descripción de este tipo de ciudades voladoras aparece desde
tiempos inmemoriales en las epopeyas de la India antigua, cuya autenticidad
nadie pone en duda. La dificultad solo residía en la exacta transcripción
moderna de expresiones tales como vaihayasi (volar), gaganacara (aire) o vimana
(objeto volador). Sólo la técnica moderna ha permitido una traducción razonable.



La deducción lógica que puede sacarse de todo ello, es la siguiente: en tiempos
inmemoriales, la tierra debió haber conocido una floreciente civilización con
suficientes conocimientos científicos como para construir objetos voladores y
lanzar ciudades satélites al espacio. Tales civilizaciones deben haber quedado
aniquiladas por alguna catástrofe desconocida. Ya sólo las leyendas nos
recuerdan tales épocas pasadas.


. ORION

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